martes, 24 de abril de 2012

LA MODA PASA, EL ESTILO PERMANECE

Hay quien piensa que las bodas son cuestión de moda. Hoy se lleva la paniculata en los ramos y adornos florares, y mañana las peonías en alguna de sus suaves, delicadas y empolvadas versiones. Ahora, nos encanta el tul y el plumeti… y dentro de poco la seda salvaje llenará los escaparates de los mejores diseñadores…
Al final, como dice nuestra querida Coco Chanel “La moda pasa, el estilo permanece”. Y es que, independientemente de las tradiciones, las modas, las tendencias, lo clásico, lo moderno, lo arriesgado, lo hippy… el estilo permanece inmune a estos cambios; se tiene o no se tiene.
Y como de estilo hay alguien que sabe mucho más que nosotras, estudiemos este concepto en el mundo nupcial de la mano de alguien que llevó marcada esa palabra en cada aparición pública y privada. Pongamos una silla a Audrey al lado de Gabrielle, y dejemos que compartan protagonismo estos dos iconos de estilo.
Audrey se ha vestido de novia en más de una ocasión. En la realidad o en la ficción, había algo que siempre destacaba en la innumerable lista de atributos de sus conjuntos. ¿Adivináis que es? Además de estilo, Audrey derrocha elegancia, frescura, sencillez, dulzura…
Su primera  boda fue con Mel Ferrer . No se sabe si fue Balmain o Givenchy quién tuvo el honor de vestirla, o ella lo tuvo de ser vestida por uno de ellos. Nosotras, viendo las líneas del traje, nos decantamos más por Balmain. Aunque en su conjunto, Audrey a lo largo de su vida, es un claro ejemplo de lo que es una mujer Givenchy. Lo importante es que el vestido era perfecto, confeccionado como un sencillo traje que estilizaba su figura, acentuaba su cintura avispada con una enorme lazada, mucho vuelo para crear una falda amplia por debajo de la rodilla, mangas tipo farol y botonadura hasta el cuello en organza. Para la ocasión, ni velo ni tocados recargados;  ella eligió una sencilla corona de flores en su corta melena, que le daba el toque juvenil, desenfadado y fresco que tanto le caracterizaba.


Su segunda boda con Andrea Dotti está caracterizada por la elegancia y discreción de su vestido, no podemos olvidar que era una boda civil, pero aún así, hay novias y novias. Y por la iglesia, por lo civil o por donde se nos ocurra… Audrey pertenece al segundo grupo. Con un vestido corto, en lana rosa palo, pañuelo en la cabeza y guantes de Givenchy.  Simplemente, espectacular.


La anécdota la encontramos en un tercer vestido confeccionado para una boda que nunca llego a celebrarse, un diseño largo en raso color marfil, con cuello barco y su característico y fiel lazo a la cintura. Una creación de las hermanas Fontana, que más tarde saldría a subasta.


Y si nos vamos a la gran pantalla, tenemos que destacar , sin duda, el vestido que llevó en su papel protagonista en la película Sabrina, con el que conquistó más de un corazón… En él se han inspirado posteriormente grandes diseñadoras como Carolina Herrera o Rosa Clará. Lo que demuestra, una vez más, la autenticidad de la frase. “La moda pasa, pero el estilo permanece.”